Speaking in silver
Monfragüe es uno de los destinos más demandados dentro de la Península por los ornitólogos extranjeros, por la cantidad de especies mediterráneas emblemáticas que allí habitan y la facilidad de observarlas. Ciertamente, cada vez que parábamos en un observatorio nos encontrábamos con el correspondiente grupito de guiris (o hasta un autobús, como en Arrocampo); normalmente jubilados ingleses de ojos pálidos y piel lechosa quemada por el sol. Y es entonces cuando salieron a la luz mis escasas habilidades lingüísticas, al tratar de explicarles dónde estaba el nido del eagle owl o de señalarles las bonitas red-rumped swallows. Así que hoy acudí bastante decidido a una prueba de nivel en el British Council, pedida desde hace tiempo, con vistas a matricularme en el curso que me correspondiese... Pero la verdad, para mi nivel ya sólo quedan horarios bastante malos, así que no sé qué haré.
Por suerte, en La Portilla también nos cruzamos con un encantador matrimonio francés, con dos niños pelirrojos a más no poder, como dos zanahorias con patas. Y entre vautours noirs y percnoptères de l'Egypte, es un alivio saber que por lo menos aún me defiendo en algo que no sea el español...
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