10 horas con Mario

Mario es uno de esos compañeros a los que, pese a compartir con él muchas clases desde el primer día, no he ido conociendo bien hasta pasados unos meses; y ahora me arrepiento del tiempo perdido.
Abandonados en un Madrid vacío por el puente, hemos dedicado el día de hoy a visitar diversos puntos y comunidades vegetales de la vertiente segoviana de la Sierra de Guadarrama. Comenzamos con un paseo por los pinares de Boca del Asno, después otro en los rebollares de La Pradera, y acabamos en los prados de San Cristóbal de Segovia. Allí nos esperaban Ana (la de Madrid) y Ana (la de Segovia), dos compañeras nuestras que llevan tres días capturando insectos polinizadores en la zona para la troncal del proyectito (la mía de la avutarda). La familia de Ana (la de Segovia); un padre, una madre, una hermana, dos sobrinos y un perro; nos acogió generosamente y comimos en su casa.

Naturalísticamente hablando ha sido una jornada muy agradable: he visto muchas aves de las que tenía pocas observaciones o que hacía mucho tiempo que no veía (como un precioso mirlo-acuático europeo Cinclus cinclus en Boca), levantamos un corzo Capreolus capreolus a apenas unos metros en La Pradera; y, atareada alimentándose entre unos rosales silvestres rebosantes de ruiseñores comunes Luscinia megarhynchos, pude ver mi primera curruca mosquitera Sylvia borin.