De intercambio en Madrid

Las aventuras de un SICUE gallego en la Villa y Corte

22.2.07

Grandes hitos

Antes de que los calendarios nos atrofiasen la mente, a los hombres les bastaba con observar a su alrededor para darse cuenta de cuándo llegaban las estaciones. A lo largo de todo el año, distintos hechos de la biología de las especies que nos rodean marcan los cambios ambientales. Yo también he escogido una serie de especies y de acontecimientos de su biología para determinar el transcurrir de la primavera; me acompañan, me hacen sonreír y me alegran el día cada vez que los veo. Son éstos:
- En febrero, el inicio “oficioso” de la primavera lo marcan el inconfundible canto de los verdecillos Serinus serinus y la floración de los ciruelos rojos Prunus cerasifera “Nigra”.
- En marzo, la primera mariposa limonera Gonepteryx rhamni confirma que todo marcha correctamente, y que pronto tocará ir de manga corta por la calle.
- Y por fin, en abril, llega el mejor día del año. Normalmente los oigo antes de verlos; un ¡chrííí...! agudo que me acelera el corazón y me hace mirar al cielo ilusionado. Y entonces, cortando el cielo con sus alas falciformes, como saetas emplumadas, aparecen los vencejos Apus apus. Ya no hay vuelta de hoja; el verano se acerca, y llega para quedarse. Y yo, encantado de la vida.


El primer verdecillo ha cantado el 7 de febrero, y hoy he visto los primeros ciruelos en flor en la calle Donoso Cortés. Por lo demás, esto ya hacía tiempo que estaba lanzado: Los vuelos nupciales y los arrullos de las palomas torcaces llenan el aire, los jilgueros se besan sobre los cipreses y los carboneros investigan cada agujero que encuentran, escogiendo el mejor para su numerosa pollada. Y hoy, además, he descubierto un nido de cernícalo vulgar Falco tinunculus en un hueco de una ventana del Hospital Carlos III; ¿qué más se puede pedir?