¿Toda?
Tengo un amigo, algo mayor que yo, que si se le presenta la ocasión no deja de echar pestes de la mili (“estar todo el día limpiando para que todo esté siempre sucio” es el resumen que normalmente hace de ese periodo de su vida). A veces menciona cómo, el día de la licencia, dio un berrido indefinido que se camuflaba con el sí de sus más enaltecidos camaradas a la hora de jurar dar por la Patria hasta la última gota de su sangre...
Hombre, toda toda yo no sé si la daría, y menos por algo tan difuso. Pero 450 ml ya me cuesta menos. Y como entre pitos y flautas ya hacía casi un año que no iba a donar, hoy me he metido en el bus de enfrente de la Facultad. Y la verdad, ni una queja: el pinchacito para la prueba de la hemoglobina me dolió mucho menos que en Galicia, las camillas eran mucho más cómodas, los médicos y enfermeros muy enrollados... La única pega, la cantidad de esparadrapo que me pusieron para sujetar la gasa; espero que me crezcan pronto los pelos de nuevo...
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