Dispensando...
Estos días, en que para entretener el tiempo entre horas o aprovechando los viajes en tren he repasado algunas obritas de Fole que tenía medio olvidadas, me he sonreído al ver cómo muchos personajes, al igual que hacen mis abuelos, piden dispensa a sus oyentes antes de contar algún asunto escabroso, sobre todo si coincide el relato con la hora de la sobremesa.
Ayer descubrí el terrible secreto que ocultaban las cruces que, cada tres o cuatro días (o hasta una semana), hace la chica que cuida a mis abuelos sobre el calendario. ¡Nunca creí que el dicho (dispensando) “ser algo más duro que la caca de viejo” se me revelase tan gráficamente atroz...!
Ayer descubrí el terrible secreto que ocultaban las cruces que, cada tres o cuatro días (o hasta una semana), hace la chica que cuida a mis abuelos sobre el calendario. ¡Nunca creí que el dicho (dispensando) “ser algo más duro que la caca de viejo” se me revelase tan gráficamente atroz...!
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