Al monte otra vez

Ya casi a punto de dejar esta ciudad que tanto me ha aportado, todavía tengo tiempo de preparar alguna que otra excursión. El destino; un lugar tan mítico como la famosa Sierra de Madrid. Si bien ya había ido con Mario en el puente de mayo, el objetivo de hoy era visitar lugares más montanos en búsqueda de dos aves (el pechiazul Luscinia svecia y el escribano hortelano Emberiza hortulana) y un reptil (la lagartija carpetana Iberolacerta cyreni). Nos acompañaba hoy también Javi, pero no pudimos completar el “cuarteto pirenaico” porque Gaetano prefirió las mieles del lecho y las cervezas a la montaña.
Nada más comenzar a subir a la Laguna Grande de Peñalara apareció la lagartija; decenas de ellas, de todos los tamaños y colores (como el bonito subadulto de la foto de arriba), pero los pájaros se nos resistieron. Bajamos, comimos, tomamos un café; y para completar el día decidimos volver a Madrid por el Puerto de la Morcuera, para probar suerte de nuevo con las aves: el pechiazul se resistió, pero por fin apareció el escribano hortelano gracias a la perseverancia de Javi, cuando yo ya había arrojado la toalla...

Total, un día en el que disfruté como un enano. No sólo por las adiciones a mis listas; si no porque además vimos muchas más criaturas preciosas (pequeñas violetas blanquecinas, un enorme tettigónido áptero o una preciosa águila real que nos sobrevoló bastante cerca ya de retirada) y porque, cómo no, la compañía ha sido la mejor posible. De nuevo, muchas gracias a los dos por todo.