Prepirineo
¡Ya estoy de vuelta! Cinco días para recordar... Pero no toca hoy hablar de eso. El domingo por la tarde estaba empezando a preparar la maleta tras una tarde relajada en la piscina cuando recibí una llamada... Una voz insegura y con un acento inconfundible se presentaba como Jean Delvolvé y preguntaba por Antón... ¡Menuda sorpresa! Resulta que Jean había venido el fin de semana a visitar a su hermana, su cuñado y su sobrinita (Marie Marguerite); y ya se iba el lunes por la mañana. Organizamos deprisa y corriendo una quedada en Plaza de Castilla, hice la maleta como buenamente pude y para allá me fui.
El autobús de Soto del Real llegó con media hora de retraso, pero nos dio tiempo a engullir tranquilamente un par de hamburguesas y un helado mientras yo me esforzaba por despertar a mi francés de un letargo demasiado prolongado. Y entonces, entre sorbo y sorbo a la Coca-cola, la confidencia: Acabada su carrera de violón, ¡en septiembre Jean ingresará en el Seminario! ¡Qué alegría más grande! Le prometí desde ya rezar por que llegue a ser un sacerdote muy santo; y espero que me ayudéis un poquillo...
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