De intercambio en Madrid

Las aventuras de un SICUE gallego en la Villa y Corte

24.7.07

Siempre hay tiempo para todo

Han estado bien, estas últimas 24 horas... Tras hora y media planchando, cuando ya creía enloquecer, recibí una llamada de Javi, confirmando que al final bajaría de Torrelodones a Madrid para despedirse de mí (entre otras cosas). Una hora más tarde estábamos disfrutando de la cena en un italiano que, pese a estar en mi calle, tuvo que descubrirme Gaetano, que se encontraba allí como en su salsa.
Finalizada la cena, cada cual a sus labores; la suya mide metro sesenta mal medido, conduce un Ibiza rojo, se llama Carmen y es muy simpática... Y yo, me fui a esperar a Vero, que volvía del campamento con los discapacitados, y que era ahora o nunca para despedirme de ella antes del verano.
Mientras esperaba, pasaron un montón de coches de policía. Al rato bajó por una calle un coche rojo a toda pastilla, hizo un giro rarísimo y se estampó contra una caseta de helados. Llegaron de nuevo los coches de policía y esposaron al par de yonkis que se bajaron del coche, a grito pelado... Que viva Madrid :-) Y tras acompañar a Vero a su casa ya me volví a la mía, cerrando el metro, que ya pensé que me dejarían tirado en cualquier parada de lo tarde que era.
Hoy por la mañana todavía me ha dado tiempo de ir hasta la Facultad, a ver a otro profesor, en la ronda de contactos pre-tesis. Cogí luego el Talgo por los pelos, pero bueno. No hubo esta vez águilas imperiales, pero sí pude ver al atravesar El Pardo a mis primeros gamos Dama dama, sesteando tranquilos bajo las encinas... Segundo propósito de Año Nuevo cumplido; ya iba siendo hora.