De intercambio en Madrid

Las aventuras de un SICUE gallego en la Villa y Corte

2.11.06

Primera vez

Me di realmente cuenta de de las ganas que tenía de volver a Galicia el lunes, cuando escuché de camino a clase a uno que hablaba en gallego por el móvil y me quedé mirándole con cara de bobo y una sonrisa de oreja a oreja. El viaje el martes se me hizo bastante pesado; fueron seis horas justas de autobús en las que sólo paramos un cuarto de hora en Puebla de Sanabria., llgué y me metí derechito en cama. El miércoles pude hacerme una idea de lo poco que habían cambiado las cosas en Orense; todo estaba como siempre. Así que, sacando una visita a uno de "nuestros" cementerios, el día se me hizo bastante largo y aburrido...
Por fin hoy he ido a Santiago y he podido ver a un montón de gente, comprobando que, si bien todo el mundo parece leer este blog, prácticamente ninguno debe de prestarle atención; si no no tendría que quedarme afónico repitiéndole a todo el mundo la cantinela del "pues por Madrid muy bien. Tengo pocas asignaturas y pocas clases, y los profesores son buenos. Y hay muchas cosas para hacer..." Los amigos se fueron sucdiendo por grupos: Abrieron la sesión Martín, Dani y Sol; siguió la tanda de Tito, Óscar, Sonia y Noemí y después fue el turno de la de mis antiguos compañeros de Colegio Mayor. Fue todo un placer poder volver a comer en La Estila y disfrutar después de un momento de tertulia frente al café más rico que he probado nunca (no me extraña ahora el haberme enviciado en los cuatro años que pasé allí; semejante maravilla no está como para desperdiciarla...).
Como el grupo de la tarde (Ramiro, María y Borja) decidió cambiarme por una yunta de bueyes, y la verdad me estaba haciendo falta, decidí ir a cortarme el pelo. La verdad, no entiendo a esa gente que se va a cortar el pelo por la mañana y continúa haciendo su vida normal durante todo el día. Hasta hoy, yo siempre había corrido a lavarme la cabeza tras acabar en la barbería, pero hoy por primera vez la necesidad me impulsó a probar la otra modalidad... Y desde luego no le encuentro el gusto: llegué a Orense con pelos por todas partes; por toda la cabeza y el cuello, en la ropa, en el libro que iba leyendo en el tren.... ¡qué cosa más incómoda!