De intercambio en Madrid

Las aventuras de un SICUE gallego en la Villa y Corte

3.1.07

Recuerdos en blanco y negro

Ahora que recorro de nuevo las calles de Orense, no dejo de fijarme en la cantidad de lavanderas blancas Motacilla alba alba que hay. No es que en Madrid no las haya, que claro que las hay, pero desde luego no son tan abundantes, y no se meten tanto por todas las calles. Siempre me han gustado los animales con combinaciones sencillas de blanco y gris/negro, por lo que las lavanderas han sido desde pequeño de mis pájaros favoritos. A eso ayuda el que, al menos en invierno, los distintos ejemplares tiendan a estar siempre en los mismos tejados, o en la misma calle, facilitándome cuando aún estaba aprendiendo (es decir, como ahora) el empezar distinguir sexos y edades. Además, en los árboles frente a mi casa siempre se instala en invierno un dormidero de varias decenas de estas aves, que se comentan las peripecias diarias antes de acostarse, por lo que realmente somos vecinos de toda la vida.
Lo que todavía no he visto en Orense con seguridad son lavanderas de la subespecie enlutada (Motacilla alba yarrelli), que cría en las Islas británicas y en la costa normanda francesa, y que es invernante escasa en nuestro país. De camino a clase el año que pasé en Lugo me cruzaba a menudo con un macho despampanante, que nos dejaba con la boca abierta a mí y a las cogujadas Galerida cristata (muy centroeuropeo este detalle de las cogujadas urbanas, por cierto) que se alimentaban junto a él, a las que me parecía ver alzar la cresta de admiración. Ya en Santiago, en los inviernos de 1º y 2º había una hembra sedimentada en los distintos jardines que rodean la Facultad de Farmacia. El segundo año llegó a quedarse hasta finales de abril, quizás incluso hasta mayo, haciéndome ilusionarme con la idea de que se quedase a criar. No sé, tal vez si se hubiese cruzado con un macho como el de Lugo...


Me despido con dos fotos, la de arriba de un macho alba y la de abajo de uno yarreli, ambos en plumaje reproductor; ojalá fuesen siempre tan fáciles de distinguir.