Jubilados jubilosos
Los jubilados de Chamberí llevaban un año esperándolo... Ahora que las nuevas medidas de seguridad obligan a instalar parapetos opacos rodeando a toda obra que se precie, la vida de os nosos maiores trascurre penosamente hasta que, como cada invierno, el Ayuntamiento de turno coloca los cartelillos que avisan a los conductores de que si no quieren ir hasta el depósito a por su coche mejor lo dejen en otro lado, porque ha llegado la temporada de la poda. ¡Qué diversión! Grúas de las que suben a gente, motosierras, trituradoras móviles de ramas... Además, con un poco de suerte, tu casa tendrá un balcón o una ventana justo a la altura de trabajo de los operarios, de forma que puedes aconsejarles directamente de tú a tú, sin tener que esperar a que bajen a la acera.
De tanto mirar para arriba vigilando que no me dé en la cabeza alguna de las ramas que tan alegremente arrojan al suelo los jardineros, he descubierto que las palomas torcaces aprovechan para comer las semillas de las pocas vainas que quedan en los árboles de mi calle (árboles de las pagodas Sophora japonica). Se colocan en la puntita misma de las ramas, como herrerillos gigantes, haciendo equilibrismos poco dignos de un ave de su presencia. También las he visto picotear los capullos de los diversos “cerezos” Prunus spp. que adornan calles y jardines de Madrid.
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