Fiesta de biólogos

El acto de licenciatura ha sido muy entretenido; aunque mis padres, mis hermanas y Javi (el de Coruña, de Lugo...) llegaron todos tarde (en ese orden, además) no se perdieron el inicio. Hablaron nuestros dos representantes, vimos una presentación de fotos de los alumnos, habló nuestro padrino (grande, Cobo, grande), recibimos los diplomas en grupos de seis, hablaron las autoridades académicas, cantamos el Gaudeamus igitur (con una música muy rara, pero bueno) y a por los pinchos... De los pinchos mi padre, Javi y yo vimos poco; para cuando llegamos del Palacio de Congresos a la Facultade ya decenas de abuelas y madres habían dado buena cuenta de ellos.
Despedidos los invitados, los alumnos (y algunos profesores con ganas de juerga) fuimos a la cena de gala al AC Palacio del Carmen. A la cena unos cuantos llegaron ya bastante contentillos, y aquello se desmadró a gran velocidad. Amonestados por el maître un par de veces, la cosa se contuvo hasta los postres. Después, y ante la perspectiva de un minúsculo salón discoteca lleno de gente, de humo, de copas salpicando sus pegajosos contenidos a diestro y siniestro y los altavoces atronando con Bailando, me paso el día bailando... decidí retirarme discretamente.

Hoy domingo volví a comer a Orense y luego de nuevo al Talgo, aunque ya sin águilas. Y ya estoy otra vez en Madrid... Y mañana, ¡a Noruega! No sé cuándo podré volver a escribir; echad un ojo a esto de vez en cuando...