Segunda primavera
Las aventuras de un SICUE gallego en la Villa y Corte
A este paso voy a pedir que me convaliden las visitas por créditos de libre configuración... Esta tarde he ido a visitar junto con Ángel (de tránsito en Madrid entre avión y avión) una exposición temporal de obras del museo de Capodimonti (Nápoles). Ver cuadros siempre es entretenido, pero si además te acompaña alguien que tiene algo más de idea que tú (cosa que en mi caso no cuesta mucho) pues la cosa mejora bastante. Era una exposición bastante pequeña, que nos ventilamos en media hora. Lo mejor el Niño encendiendo una vela de El Greco, y una Magdalena de Tiziano muy expresiva. Por lo demás, algunos de los cuadros eran feos con ganas...
Uno de los pasatiempos favoritos de parte de mis amigos es el de echarme en cara lo poco que me interesa la "cultura". Algún día tendríamos que discutir aquí por qué alguien que entiende de arte es una persona culta y alguien que entiende de pájaros llega como mucho a freaky, pero no va a ser hoy. En fin, que aprovechando el amplio panorama museístico que ofrece Madrid, y que los domingos los museos son gratis, decidimos otro Séneca y yo emplear la tarde de ayer en recorrer el Museo del Prado.
Algo que me gusta ver en los cuadros son los animales que aparecen más o menos bien pintados, ya que siempre "cuentan" alguna historia interesante. Por ejemplo el macho de francolín ventrinegro Francolinus francolinus del cuadro de la izquierda (Bodegón con cardo, francolín, uvas y lirios, de Juan Sánchez Cotán, S. XVII). El francolín es una especie de faisán ligada a medios húmedos que abundaba más o menos (fruto de introducciones en época romana) en el levante español, hasta que la acción combinada de la desecación y roturación de humedales y la caza acabaron con él en el S. XIX (igual que en Italia o Grecia), estando hoy sus poblaciones más cercanas en Asia menor. No sé si Sánchez Cotán llegaría a comérselo después de pintarlo, pero por lo menos tuvo ocasión de verlo, cosa que a nosotros ya nos está vetada.


